Saludos hermanos, en la homilía de este Sábado
de la XXVI semana del tiempo ordinario celebramos en la iglesia a Santa Teresita
del Niño Jesús, y reflexionaremos en la historia de su vocación, su deseo de
servir a cada miembro de la iglesia, no tenía otro lugar más importante que ser
el propio amor. Que grande fue para su vida tener conciencia y saber que el
miembro del cuerpo de la iglesia más noble es el corazón de la misma. “La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí
que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto de diferentes miembros, no podía
faltarle el más necesario, el más noble de todos ellos. Comprendí que la
Iglesia tenía un corazón, y que ese corazón estaba ardiendo de amor”…Comprendí
que el amor encerraba en sí todas las vocaciones, que el amor lo era todo, que
el amor abarcaba todos los tiempos y lugares, En una palabra, ¡que el amor es
eterno!
de la XXVI semana del tiempo ordinario celebramos en la iglesia a Santa Teresita
del Niño Jesús, y reflexionaremos en la historia de su vocación, su deseo de
servir a cada miembro de la iglesia, no tenía otro lugar más importante que ser
el propio amor. Que grande fue para su vida tener conciencia y saber que el
miembro del cuerpo de la iglesia más noble es el corazón de la misma. “La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí
que si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto de diferentes miembros, no podía
faltarle el más necesario, el más noble de todos ellos. Comprendí que la
Iglesia tenía un corazón, y que ese corazón estaba ardiendo de amor”…Comprendí
que el amor encerraba en sí todas las vocaciones, que el amor lo era todo, que
el amor abarcaba todos los tiempos y lugares, En una palabra, ¡que el amor es
eterno!
Santa Teresita.
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